Hello, mindful girl!
Son las 8:45 de la noche y no tengo idea de lo que te voy a compartir en esta cartita.
Tengo que ser honesta, no tengo la mejor energía, no fue el día más productivo e incluso tuve una gran siesta forzada durante la tarde por el cansancio que sentía.
Honestamente no quería dormirme, algo que detesto con mi ser es dejar pasar el domingo sin ver ninguna serie, ninguna película o leer ningún libro. Es el único día de la semana que puedo aprovechar completamente para eso y no me gusta desperdiciarlo.
Te podrás imaginar mi sentir al despertarme. Primeramente de mal humor, me sentí decepcionada de mi y mi primer pensamiento fue “que desperdicio de día” “no hiciste nada, no leiste nada”. Además, con una mente completamente en blanco, sin ánimos de planificar mi semana ni de escribir la cartita de hoy.
El problema no fue haberme quedado dormida, el problema es la forma de juzgarme y de interpretar mi día (solo por eso). Por que si, es más fácil caer en eso que pensar que simplemente necesitabas ese descanso por encima del resto de cosas que quizas querias hacer.
Lo injusto no fue cómo transcurrió mi día, lo injusto es pretender pasar siempre por encima de mis necesidades.
Y esto nos pasa todo el tiempo, no solemos tomar en cuenta el contexto que nos lleva a accionar de una determinada manera. En lugar de eso, nos enfocamos en que efectivamente no hicimos lo que queríamos hacer y no salieron las cosas “perfectas”.
Ahora, la pregunta del millón es ¿cuándo se acaba? ¿cuándo dejo de quejarme o juzgarme? ¿cuándo empiezo a aceptar la realidad sin querer cambiarla? ¿cuándo empiezo a respetar mis necesidades?
Lamento decepcionarte, pero nunca. Nuestro primer impulso va a ser irnos a lo negativo, al juicio, a la culpa o a la evitación. Siempre va a estar presente porque no es un destino, hay muchas cosas en la vida que no son un destino (pero eso es difícil de aceptar). Esto no quiere decir que no puedas trabajarlo. Mira, yo hoy me sentí así, pero luego lo gestioné y comprendí que necesitaba más el descanso que la lectura pendiente.
Recuerda que somos reactivos, a veces actuamos por impulso. El problema no es juzgarte, sino creer que realmente mereces ese juicio. El problema es quedarte ahí y no soltarlo, el problema es negar la realidad y querer cambiarla cuando está claro que no se puede.
La perfección es inalcanzable, pero todos los días podemos trabajar por ser mejores en las distintas áreas de nuestra vida. Porque nada es un destino final, todo es un camino de avance, crecimiento y cambio.
Me voy a atrever a decirte cosas que nadie se atreve a decir:
Nunca te vas a sentir 100% feliz o satisfecha con tu vida. Pero eso no quiere decir que no experimentes la felicidad en tu vida.
Puede que te sigas juzgando aunque trabajes en tu diálogo interno. Pero eso no quiere decir que no tengas las herramientas para transformar ese diálogo con compasión.
No siempre vas a amar el trabajo en el que estás. Tu creces y deseas diferentes cosas. A veces te toca hacer lo que amas y otras te toca amar lo que haces.
Puede que después de tu proceso terapéutico cerrado te toque volver una vez más. No porque no te funcionó o porque eres mala usando las herramientas aprendidas. ¡Simplemente lo necesitas!
Muchas veces vas a querer renunciar a tus proyectos, e incluso puede que lo hagas (así lo desees demasiado). La evitación suele liberarte de lo que se avecina, de la carga pesada o de la responsabilidad que no se está dispuesta a llevar.
¿Qué hay de malo en lo malo cuando es parte del proceso que nos impulsa al cambio? ¿Qué hay de malo en aceptar que lo malo también hace presencia una que otra vez?
Quizás el problema sea negar la presencia de lo malo y cargar con ese peso insoportable de llevar. Quizás la felicidad está en aceptar que la vida es un todo y que debemos darle la bienvenida a todo. Yo me liberé cuando entendí que era lógico que me sintiera de esa manera sobre el día que tuve hoy. Le dí la bienvenida a esa parte “negativa” de mi, pero también le di la bienvenida a mi ser compasivo.
Hasta aquí la cartita de hoy, reflexiona sobre esto y luego me cuentas como te va…
AtentaMente, Yenni